miércoles, mayo 21, 2025

Los animales que viven en el Salar de Cuenca Cerrada: supervivientes de los extremos

Pequenautica Team

Los animales que viven en el Salar de Cuenca Cerrada: supervivientes de los extremos

En el Salar de Cuenca Cerrada conviven especies especializadas que desafían condiciones extremas de salinidad, sequía y calor. Descubre cómo estos animales logran sobrevivir y mantener el equilibrio en uno de los ecosistemas más inhóspitos de la Tierra.

  • Diversidad de fauna adaptada a la hipersalinidad del ambiente.
  • Muchos animales mantienen el equilibrio ecológico pese a la escasez de agua dulce.
  • Existen interacciones únicas entre aves, artrópodos y fauna endémica.
  • Algunas especies son indicadoras clave de la salud ambiental del salar.
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Desarrollo

Flamenco Andino (Phoenicoparrus andinus)

El flamenco andino es una de las aves más emblemáticas de los salares sudamericanos. Se alimenta principalmente de microalgas y pequeños invertebrados que filtra del agua salina.

En este ecosistema, grandes bandadas aprovechan los charcos estacionales y las zonas donde la concentración de sal permite la proliferación de Artemias, su principal fuente de alimento. Su elegante vuelo y coloración rosada destacan en la árida planicie blanca.

  • Filtra su alimento aprovechando la alta salinidad.
  • Especies migratorias que recorren grandes distancias.

El flamenco andino es fundamental para el control de poblaciones de invertebrados y es un símbolo de la riqueza biológica del salar.

Artemia (Artemia salina)

Estos pequeños crustáceos sobreviven en aguas altamente salinas donde pocas especies pueden vivir. Son conocidos como 'camarones de salmuera' y representan el principal alimento de aves acuáticas en el salar, incluidos los flamencos.

Tienen la capacidad de producir quistes resistentes a la desecación y al calor extremo, asegurando su persistencia año tras año.

  • Base alimenticia de muchos vertebrados del salar.
  • Soportan niveles altísimos de salinidad.

Sin la Artemia, muchas especies superiores del salar no encontrarían alimento durante la temporada seca.

Gaviota andina (Chroicocephalus serranus)

Esta gaviota de tamaño mediano anida en los islotes de los salares y se alimenta tanto de insectos como de residuos orgánicos y pequeños crustáceos. Puede adaptarse a las variaciones drásticas en la presencia de agua y se la ve frecuentemente volando en grupos acompasando el pulso de la vida en este lago salado.

  • Versátil en la dieta y hábitat, fundamental en la limpieza del ecosistema.

La gaviota andina contribuye al control de plagas y ayuda a dispersar nutrientes, aportando estabilidad al delicado entorno del salar.

Zorro culpeo (Lycalopex culpaeus)

El zorro culpeo es uno de los carnívoros terrestres presentes en la periferia del salar, donde la vegetación es más abundante. Aprovecha pequeños roedores, aves, insectos y ocasionalmente restos orgánicos que encuentra cerca de las zonas salinas. Es astuto y de hábitos nocturnos para evitar la intensa radiación solar diurna.

  • Adaptado a la escasez de sombra y recursos hídricos.

Como depredador tope en la zona, el culpeo regula poblaciones y equilibra las relaciones tróficas del ecosistema.

Vizcacha de la sierra (Lagidium viscacia)

Esta especie de roedor se distribuye en los acantilados y formaciones rocosas cercanas al salar. Son animales sociales, diurnos y excelentes trepadores; se alimentan de vegetación y brotes resistentes a la sequía y la salinidad.

  • Su pelaje y comportamiento les permiten sobrevivir a temperaturas extremas.

La vizcacha ayuda a sostener la vegetación local mediante el dispersado de semillas y la aireación del suelo.

Lagartija del salar (Liolaemus signifer)

Este pequeño reptil es endémico de los salares andinos. Es de hábitos diurnos y suele verse tomando el sol sobre las rocas cercanas a las salinas. Se alimenta de insectos y pequeños artrópodos, siendo esencial para el control de estos últimos.

  • Alta tolerancia al calor y a la falta de agua líquida.

La lagartija del salar mantiene a raya a los invertebrados, favoreciendo el balance ecológico local.

Pato puna (Spatula puna)

El pato puna es una especie de ave acuática que, en ocasiones, utiliza los espejos de agua temporales del salar para alimentarse de plantas acuáticas e insectos. Tolera altos niveles de alcalinidad en el agua.

  • Capaz de adaptarse a cambios rápidos en la disponibilidad de agua.

Este pato ayuda a controlar la vegetación subacuática y contribuye a la riqueza avifaunística del salar.

Escarabajo del salar (Bembidion salinarum)

Este pequeño insecto vive en los márgenes del salar, donde el contenido de sal en el suelo es extremo. Se alimenta de materia orgánica en descomposición y de otros pequeños invertebrados, resistiendo condiciones de sequedad y temperaturas variables.

  • Especialista en suelos con alta salinidad.

El escarabajo del salar promueve la descomposición de materia orgánica, cerrando ciclos básicos de nutrientes en el ecosistema.

Lagarto de cola espinosa (Phymaturus palluma)

Es un lagarto de porte mediano, endémico de los Andes, que se sitúa en áreas aledañas al salar. Su dieta se basa en pequeños insectos y vegetación resistente. Utiliza refugios para protegerse de la radiación solar y las bajas temperaturas nocturnas.

  • Destacan sus adaptaciones morfológicas y comportamiento escurridizo.

Juega un papel clave como presa para aves y mamíferos, y como controlador de plagas.

Ratón de cola larga (Phyllotis darwini)

Este pequeño roedor ocupa sectores periféricos al salar, donde construye madrigueras y se alimenta de semillas, hojas e insectos. Es de comportamiento nocturno y su pelaje ofrece camuflaje frente a depredadores.

  • Gran eficiencia en el uso de recursos escasos.

El ratón de cola larga es un eslabón importante entre la base vegetal y los depredadores de la zona.

Conclusión

El Salar de Cuenca Cerrada es un ecosistema donde la vida se abre camino entre los extremos. Su fauna, diversa y adaptada, participa activamente en la conexión de los ciclos ecológicos, permitiendo que este paisaje aparentemente inhóspito sea un refugio de biodiversidad.

Proteger estos ambientes es crucial para conservar no solo especies únicas, sino también testigos vivientes de la resiliencia de la naturaleza.