miércoles, mayo 21, 2025
La flora de los Salares de Cuenca Cerrada: Adaptaciones en un mundo salino extremo


La flora de los Salares de Cuenca Cerrada: Adaptaciones en un mundo salino extremo
Explora las increíbles adaptaciones de las plantas en los Salares de Cuenca Cerrada. Descubre 15 especies vegetales que desafían la salinidad y sequía, y aprende cómo prosperan en uno de los ambientes más hostiles del planeta.
- Los Salares de Cuenca Cerrada albergan una flora con asombrosas adaptaciones a la alta salinidad y sequedad.
- Se destacan especies como la llareta, la brea y la paja brava, únicas de regiones aridas y salinas.
- Las plantas halófitas dominan el escenario, desempeñando un papel vital en la estabilidad del suelo y el ecosistema.
- El cambio climático y las actividades humanas amenazan la biodiversidad de estos frágiles ecosistemas.
- Conocer y proteger estas plantas es fundamental para conservar los salares y su riqueza biológica.

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Desarrollo
Llareta (Azorella compacta)
La llareta es una planta almohadillada que crece en matas densas y compactas. Adaptada a altitudes superiores a 3,000 m, resiste la intensa radiación del salar y la escasez de agua.
Su estructura minimiza la transpiración y su color verde claro refleja la luz solar. La llareta puede vivir miles de años, creciendo apenas unos milímetros por año sobre suelos pedregosos y salinos, a menudo junto a charcas efímeras.
- Crece extremadamente lento: menos de 2 mm por año.
- Forma densos cojines que retienen humedad y protegen a otras especies.
- Soporta temperaturas extremas y alta radiación UV.
La llareta es símbolo de resiliencia y longevivdad, esencial en ecosistemas de altura y amenazada por la recolección ilegal y el cambio climático.
Brea (Geoffroea decorticans)
El arbusto llamado brea presenta ramas entrelazadas y hojas pequeñas, adaptadas a la fuerte evaporación del ambiente salino. Sus raíces profundas buscan agua en el subsuelo, permitiéndole sobrevivir donde otras plantas fracasan. Produce frutos amarillos ricos en azúcares, vitales para fauna local.
- Soporta suelos salinos y alcalinos sin perder vigor.
- Importante fuente de sombra y alimento para aves y mamíferos.
La brea es clave en la cadena alimenticia de los salares, modelo de eficiencia hídrica y resistencia.
Paja brava (Festuca orthophylla)
Pertenece a las gramíneas de montaña y forma extensos pastizales amarillentos en los bordes de los salares. Su sistema radicular fibroso ofrece estabilidad al suelo, previniendo la erosión. Tolera amplitudes térmicas y vientos secos extremos, y puede crecer en suelos altamente salinos.
- Resistente al pisoteo y forrajeo de herbívoros.
- Clave en la formación de microhábitats para insectos y roedores.
La paja brava sostiene el microclima de los salares, permitiendo que otras especies prosperen.
Sosa (Suaeda foliosa)
La sosa es una halófita dominante de zonas hipersalinas. Su savia es rica en sales, y su metabolismo le permite excretarlas por las hojas. Aporta materia orgánica esencial y ofrece refugio a pequeñas criaturas, estabilizando orillas de charcas temporales.
- Excreta sal activa y visiblemente por su epidermis.
- Base del alimento para algunos insectos acuáticos.
Sin la sosa, grandes extensiones del salar quedarían desprovistas de vida vegetal.
Tola (Parastrephia lepidophylla)
Arbusto de ramificación baja, la tola soporta la aridez y la pobreza nutricional de los salares. Sus hojas diminutas y resinosas retienen agua y minimizan la pérdida por transpiración. Forma bosquecillos bajos entre las depresiones y lomas periféricas.
- Las resinas aromáticas actúan como protección solar y defensa ante herbívoros.
- Sus raíces colaboran en la estabilización del sustrato arenoso.
La tola es pieza fundamental en la estructura y restauración vegetal de los salares.
Churqui (Prosopis flexuosa)
Este árbol leguminoso es uno de los más resistentes del entorno, crece disperso pero esnotable por su robustez. Fija nitrógeno al suelo, enriqueciendo ecosistemas pobres en nutrientes. Su denso follaje provee sombra y protege las plántulas más jóvenes.
- Las vainas alimentan a aves, roedores e insectos.
- Ayuda a fijar arena móvil y mejora la calidad del suelo.
El churqui muestra la importancia de los árboles en ambientes salinos extremos.
Salicornia (Salicornia andina)
Esta suculenta carnosa prospera en los márgenes húmedos de los salares. Sus tallos parecen pequeños tubos, completamente recubiertos de cutícula que impide la pérdida de agua. Es extremadamente tolerante a la salinidad.
- Almacena agua y sal en tejidos especializados.
- Base alimenticia temporal para flamencos migratorios y otros visitantes.
Salicornia es vital para las cadenas tróficas del borde del salar.
Márgen salino (Distichlis spicata)
Un pasto muy tolerante a la salinidad, formando céspedes verdes entre charcos salobres. Se propaga tanto por semillas como rizomas, cubriendo rápidamente nuevas áreas tras las lluvias.
- Absorbe y excreta sales mediante glándulas foliares.
- Previene la compactación y erosión del suelo en zonas húmedas.
Distichlis sostiene la base vegetal de los ecosistemas de transición entre salar y lagunas.
Yareta enana (Pycnophyllum sp.)
Después de la llareta, otra planta almohadillada adapta su forma para tolerar la abrasión salina y el clima intenso. Pequeña, densa y perenne, ayuda a conservar humedad y nutrientes.
- Cojines densos que reducen evaporación directa.
- Da refugio a insectos y microflora.
La yareta enana representa la microdiversidad vegetal del salar.
Alfilerillo (Erodium malacoides)
Esta pequeña herbácea, con flores rosadas, logra colonizar grietas salinas mediante raicillas extensas y semillas pegajosas que se distribuyen con el viento. Germina tras lluvias breves, contribuyendo a la renovación de los parches vegetales.
- Raíces profundas para acceder a agua subterránea.
- Potencial para colonizar suelo desnudo y degradado.
El alfilerillo ayuda en la regeneración después de perturbaciones en el salar.
Cachiyuyo (Allenrolfea vaginata)
Arbusto perenne, característico de las zonas más aflorantes de sal. Produce tallos carnosos y recubiertos de ceras para minimizar la transpiración. Favorece la presencia de microorganismos del suelo.
- Soporta inundaciones esporádicas y altas concentraciones de cloruro de sodio.
- Fija y estabiliza suelos muy salinos en el corazón del salar.
El cachiyuyo es fundamental para la colonización vegetal inicial en salares emergentes o perturbados.
Grama salina (Puccinellia frigida)
Esta gramínea habita márgenes húmedos y constituye el primer escalón de recuperación tras lluvias intensas. Se dispersa por viento y crea céspedes de poca altura que detienen la erosión, además de ser pasto para animales silvestres.
- Extremadamente tolerante a salinidad transitoria y sequías largas.
- Mejora la calidad y estructura superficial del suelo.
La grama salina actúa como vegetación pionera en ambientes de transición del salar.
Pasto chuco (Sporobolus airoides)
Destaca por su capacidad de desarrollarse en llanuras inundables y salobres de la cuenca. Tallo resistente, florece rápido cuando hay humedad y luego persiste como forraje seco el resto del año.
- Permite la alimentación de aves y ganado trashumante.
- Protege contra el avance de la desertificación.
Pasto chuco es clave para la ganadería extensiva local compatible con la conservación.
Atriplex (Atriplex atacamensis)
Arbusto halófito adaptado a ambientes hiperáridos y altamente salinos. Sus hojas blanquecinas reflejan la luz y tienen una cutícula cerosa que reduce la transpiración, protegiendo los tejidos contra las sales acumuladas.
- Simboliza la adaptación extrema a suelos salinos.
- Contribuye a la regulación del ciclo salino del ecosistema.
Atriplex permite la supervivencia de numerosas especies en el hostil entorno del salar.
Jarilla (Larrea nitida)
Un arbusto clásico de ambientes áridos, presente en el entorno de salares de cuencas cerradas. Su follaje resinoso y pequeños frutos amarillos proveen alimento a la fauna, y sus raíces profundas la hacen resistente a la sequía extrema.
- Soporta la radiación intensa y la falta de agua año tras año.
- Forma alianzas con microorganismos del suelo para nutrirse.
La jarilla es un pilar fundamental de la flora en regiones áridas y salinas.
Conclusión
El Salar de Cuenca Cerrada es mucho más que un desierto blanco: es un mosaico de vida vegetal que desafía a la naturaleza en cada rincón. Estas plantas no solo embellecen el paisaje, sino que sostienen la vida de numerosas especies, estabilizan los suelos y regulan los ciclos vitales en uno de los ecosistemas más frágiles del planeta.
Conocerlas y protegerlas es crucial ante las amenazas del cambio climático y la intervención humana.